lunes, 7 de octubre de 2013

Adaptación o destrucción


El Divino Dómine, el orgullo del imperio humano en cuanto a naves espaciales de lujo se refiere. Es algo así como un crucero, pero en el espacio. Las cuatro familias mas influyentes e importantes hemos sido llamadas a reunión en él. Quieren que la familia más débil sobreviva, así que las otras tres se ocuparan de ella. Quieren el poder de mi familia, quieren quitarme el legado que a sangre y hierro tuve que defender.

Me contaba mi abuelo que cuando era un crío pensaba que las armas evolucionarían en rayos láseres en el espacio. Pero la realidad es, que en el espacio no se combate. Es tan loco como absurdo. Los exoesqueletos Titán son la nueva forma de combatir, son unos cascos que te equipan una armadura de aproximadamente dos metros y medio. Sigues combatiendo con fusiles, solo que más grandes. No hemos evolucionado tanto como mi abuelo creía que lo haríamos.

Sin embargo, algo si que cambió en las guerras humanas.Gracias a las armaduras Titán, nadie se libraría ahora de ir a la guerra. Eran todo ventajas. El porcentaje de heridos era cero. O salían ilesos o morían. Sin embargo, que los ricos tuviesen que ir a luchar, supuso un problema, y es que muchos Titanes, eran monstruosamente fuertes y poderosos. Aprender a usar un Titán le tomaba una semana al más torpe. De hecho había muchos Titanes tamaño niño, para que entrenasen desde jóvenes. Nadie podía evitar ir a la guerra, y todos los padres querían que sus hijos fuesen la élite, para que sobreviviesen.

El concepto de preparación desde niño, dio fama a La Tierra de uno de los planetas con los guerreros mejor entrenados de nuestra galaxia. Y La Tierra aceptó el título de neutral junto a otros planetas. Y era todo un honor, porque la Tierra era de las civilizaciones mas jóvenes y con ninguna colonia en otro planeta, aunque trabajaba en ello. Así pues, nadie nos atacaría, y nuestros guerreros se convirtieron en grandes mercenarios, combatiendo igualmente en guerras pero lejos de nuestra casa.

Sin embargo tres de las cuatro familias deseaban poder, y querían conquistar una serie de planetas aprovechando la inmunidad que La Tierra poseía. Y aquí entraba yo. Yo era la familia más pequeña que me oponía a su traición, y esto me costó perder al resto de los míos a manos de asesinos contratados por ellos. Y como a mí no habían podido matarme. Al final me relevarían del cargo.

Esta noche, si se puede decir que es de noche en el espacio, apostaré todo a una carta. Y necesito que sea la correcta.

Hablé con los líderes de los planetas neutrales y les hablé sobre la traición. Pero ellos no podían hacer nada. Les pregunté si se podrían encargar de La Tierra si las cuatro familias que la controlaban desaparecían. Me aseguraron que la cuidarían como si fuese su propio planeta.

Tardaron poco mas de media hora en relevarme de mis obligaciones como familia, sin embargo ya habían pasado cinco horas que había invertido en bromear, comer y beber. Los traidores de la humanidad, los asesinos de mi familia no parecían tan crueles allí, pero lo eran. Todos tenían una sonrisa, y era solo para mí.

Cuando llegó la hora de retirarme de la sala, me despedí de todos. Tenía que besar a todos, dos besos en las mejillas. Mi beso de la muerte, pensé. Cuando llegué al líder más longevo le clavé un cuchillo de mantequilla cinco rápidas veces en el costado. Y salí corriendo de la habitación.

No pude ver sus caras pero me las pude imaginar. Ya iba por el final de pasillo cuando oí que reaccionaban. Saqué el control remoto e hice estallar las bombas en la nave. La alarma de evacuación sonó. Oí un ruido, similar al que hace un traje de Titán cuando te lo equipas, pero me dije a mi mismo que era imposible. Nadie podía subir un arma al Divino Dómine, pero el gigante exoesqueleto metálico salió seguido por dos más tras de mí.

Vaya error de novato. Si yo pude colocar explosivos, los nuevos sistemas portátiles de Titán fácilmente podrían ser ocultados. Corrí hacia el museo del crucero, allí había unos Titanes, arcaicos pero Titanes al fin y al cabo. Cuando me lo equipé, parecía que se fuese a desmontar. Los primeros Titanes no eran tan altos, ni tan duros, ni tan fuertes, pero si eran casi igual de rápidos que un humano. Lo cual en la guerra no tenía sentido alguno. De un disparo morirías en el acto. Solo rezaba porque esos tipos no llevasen más armas que el Titán.

En el museo llegó el primero de los tres Titanes, era el hijo del líder que había matado. Su ira fue su perdición, era superior pero si no llevabas armas el saber luchar lo era todo. Su cabeza giro 360 grados. Ni un búho dentro de un Titán habría sobrevivido a eso.

No me quedé a esperar, me fui hacia las naves de evacuación. Siempre he sido de esos que prefieren que sobre que no a que falte. Pues esta vez sobró explosivo. La nave se deshacía en cuestión de segundos.

La gente se quedó mirando mi Titán, y ayude con este a quitar los escombros que no dejaban entrar a la ultima capsula de evacuación. Todos me felicitaban no antes de haber ocupado su asiento. Los dos gorilas con Titán que había perdido, me encontraron. Cerré la puerta de la capsula. Y me enfrenté.

A estos no les traicionaba la ira. La lucha se estaba volviendo insostenible. La gente dentro de la capsula gritaba. Para ellos yo era el bueno. Pero aun así, a ese paso no lo contaría. Otro Titán, igual de viejo que el mío, me los quitó de encima. Y pudimos reducirlos y matarlos. En una pelea entre Titanes, solo hay un bando ganador.

Nos quitamos los trajes y mi misterioso ángel de la guarda resultó ser un camarero. Había ido a por el Titán para quitar los escombros. Todos pensaron al principio que yo era él. Al final la ultima capsula salió con nosotros dentro.

Todas las capsulas flotaban buscando la órbita más cercana, las de las 4 familias se distinguían por el escudo de un pájaro bebiendo de un charco. Explotaron en cadena una detrás de otra. Todos murieron.

Cuando el pánico dejo de cundir pensando que la nuestra también volaría en mil pedazos, el camarero nos deleitó sobre una antiquísima historia, parecida a la ocurrida hoy. Sobre un crucero de lujo que también se hundió, solo que este en el océano.



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